Entrevista con Sofía Sanhueza Acuña, madre y emprendedora: “pasé mis últimas semanas de embarazada aquí en el taller”
Sofía con su esfuerzo y dedicación, pudo convertirse en una pastelera gracias al apoyo de la Fundación TPH Concepción. Su historia, demuestra que la perseverancia puede superar cualquier obstáculo.
Conoce el desarrollo profesional y voluntad por superarse de Sofía Sanhueza Acuña, una joven de 22 años, nacida en Concepción, que, aún estando embarazada, tomó la decisión de aprender y capacitarse en pastelería.
Hoy, junto a su pequeña hija Emilia y gracias a su gran determinación, logró emprender su pequeño negocio. Esto, luego de varias jornadas de preparación y formación en las clases de pastelería entregadas por Fundación Trabajo Para un Hermano Concepción. Es más, todo concluyó con la entrega de un kit de herramientas significativas que la ayudarían en su comienzo.
El curso es parte del Programa Capacitación para Inserción Laboral de Mujeres en el Gran Concepción, desarrollado por TPH con financiamiento del Gobierno Regional del Biobío.
¿Cómo conoció la fundación?
Siempre pasaba por aquí y nunca presté atención a lo que había. Una vez, mientras estaba en las redes sociales, vi un anuncio del curso. Fue entonces cuando pensé que sería genial aprender, especialmente porque estaba sin trabajo, y encontré que era una muy buena opción para dedicarme a eso.
Fue un proceso largo, postulé en verano e insistí varias veces, hasta que recibí una llamada para una entrevista donde me avisaron que me habían seleccionado.
Sofía junto a su hija, recibiendo el kit de herramientas
¿Fue complicado el hecho de estar embarazada y realizar el curso?
Me habían dicho que mi hija nacería el 25 de junio y las clases terminaba el 29, por lo que, pasé mis últimas semanas de embarazada aquí en el taller. Por eso estuve bastante complicada, pero, aun así, vine hasta el final. Sin embargo, igual había días en los que estaba muy cansada, pero la motivación de aprender más sobre el rubro, era lo que me impulsaba a asistir.
Actualmente, después de haber terminado el curso, ¿trabajas de manera independiente?
Sí,Creé mi pequeño emprendimiento, comencé vendiendo pancito y de vez en cuando mi mamá o mi hermana me pedían hacer tortas. A partir de ahí, decidí vender ciertos días pan amasado, luego me atreví con otros tipos de fermentación, haciéndolos más crujientes, italianos e incluso baguette. Así fue, como un día me decidí a experimentar con otras cosas y me comenzaron a llegar pedidos de tartas, pie, brazos de reina.
Ahora, antes de septiembre, la gente me pedía pajaritos, las personas me contactaban para probarlos y después me llamaban para encargarme más y más. Al principio eran de a 6, luego pasaron a 12, 24, hasta que un día llegó un pedido de 120.
¿Estabas preparada para asumir tantos pedidos?
Fue complicado, pero se logró, ya tenía mi práctica, así que fui rápido. Hasta el momento he vendido 400 pajaritos. Eso representó un reto para mí, nunca había hecho tanto. Cada vez tenía más pedidos.
No me sentía preparada, pero nadie lo está, hay que lanzarse sin más y ver qué resulta en el proceso. Aun así, terminé todo a tiempo y a todos les encantaron. Fue una buena experiencia.
¿Qué significó para ti terminar el curso?
No sé cómo explicarlo, pero me sentí realizada cuando lo logré, porque como estaba embarazada, fue un buen reto, levantarme todas las mañanas con mi panza y ver que cada vez crecía más. Eso hizo que fuera muy importante para mí terminar el curso y tener la preparación que recibí.
Antes pensaba que era mucho trabajo, pero teniendo los conocimientos, todo se hace más fácil. TPH me ayudó mucho, me dio las herramientas y me incluyeron en esto, porque entiendo que es difícil recibir a una mujer embarazada; en cualquier momento podría haber tenido una complicación. Me dieron la oportunidad de hacer algo nuevo por mí. Valió la pena todo el esfuerzo.