Entrevista con Verónica Hernández: “creo que las mujeres deberían hacer algo que las llene y se sientan valoradas”
Verónica Hernández, única mujer conductora en Nueva Sol Yet, nos comparte sus experiencias y desafíos en el rubro. Además, de contarnos sobre su paso por la Fundación y el Programa Piloto de Mujeres Conductoras.
Verónica Hernández, mujer de 45 años, antes de participar en el Programa Piloto de Mujeres Conductoras del Gran Concepción, se desempeñó como auxiliar de enfermería en Santiago. Ahora, formada como conductora, se encuentra trabajando en Nueva Sol Yet, siendo la única mujer en su línea. Con algunos desafíos, sigue esforzándose y haciendo lo que más le apasiona: conducir.
En la siguiente entrevista, conoceremos más sobre Verónica: su paso por la Fundación, sus aspiraciones y cómo, con el trabajo y apoyo constante de nuestro equipo, tomó la decisión de incorporarse al rubro del transporte público. Adicionalmente, nos contará sobre sus experiencias y un poco de su trabajo anterior.
Para comenzar, ¿me podría contar cómo conoció a la Fundación?
En febrero del año pasado, una amiga me mandó un enlace donde se informaba que estaban haciendo una convocatoria para entrar al programa. A mí me entusiasmaba desde hace mucho tiempo sacar la licencia clase A3, así que tomé la decisión y fui. En primera instancia, había quedado en la tarde, pero después me cambiaron a la mañana, lo cual me acomodó más porque mi hijo estudiaba en Concepción, así que podíamos ir juntos.

Por qué tomó la decisión de obtener una licencia A3? ¿siempre tuvo como objetivo conducir un taxibus?
La verdad es que primero quería esa licencia pensando en manejar en algún momento un furgón escolar. Ese era mi foco, al menos en un inicio. Mientras avanzaba en el programa, me fue gustando la idea de manejar un transporte público de pasajeros, gracias a las intervenciones que hacía TPH para tratar de motivarnos e incentivarnos a que trabajáramos en el rubro. Para ser sincera, no pretendía terminar trabajando aquí; solamente quería la licencia para trabajar en un furgón escolar.
Con el paso de las clases, me empezó a gustar la idea. Después nos dieron la opción de hacer la práctica; ahí me gustó más y me fui quedando gracias al apoyo de la Fundación TPH. Siempre estuvieron ahí para alentarnos, orientarnos y darnos a conocer las garantías que podíamos tener y lo beneficioso que era incorporar mujeres al transporte público. Todo eso me hizo tomar la decisión de conducir un microbús.
Antes de ser conductora y participar del programa, ¿usted a que se dedicaba?
Trabajé muchos años en una clínica de diálisis en Santiago. Después, cuando me cambié de ciudad, me costó mucho encontrar trabajo en diálisis. Siempre he trabajado en ese ámbito y nunca pude volver a encontrar algo similar. Por la necesidad, tuve que mirar hacia otros horizontes. Fue entonces cuando justo me topé con la oportunidad de postular al programa.
Nunca fue mi decisión dejar de ser auxiliar de enfermería para dedicarme al transporte público; fue la oportunidad que me dio TPH para poder trabajar en esto. Ahora estoy contenta y feliz, me encanta trabajar. Amo lo que hago. Siempre les he dicho a mis hijos que, cuando decidan hacer algo, lo que sea, tienen que hacerlo con amor y pasión, que sea un agrado levantarse en la mañana para llegar a su lugar de trabajo y hacerlo con ganas. Eso es lo que me mueve a mí, me motiva muchísimo estar en un lugar que me gusta, así como escuchar las retribuciones de los pasajeros.

Cuando suben personas que me dicen: ‘La felicito por manejar una máquina’ o cuando me hacen barras, me encanta; eso me da más ganas de seguir. Hay un pasajero que nunca olvido, que siempre me dice “ídola”, y escuchar a los pasajeros que me saludan o que me agradecen, incluso aquellos que me dicen que se sienten más seguros conmigo, hace que cada día me motive más para seguir.
Cuáles son los aspectos negativos del trabajo? ¿en algún momento se planteo dejarlo?
Hubo un momento en el que dudé; el rubro es muy agresivo en la ruta. No me refiero a mis compañeros de Sol Yet, pero los colegas de otras líneas son muy agresivos y violentos. Sin embargo, gracias a que mis compañeros son muy simpáticos y atentos conmigo, además de ser la única mujer, se preocupan mucho, dándome varios consejos que me han ayudado bastante.
Igualmente, para mí fue un desafío. Al principio me costó, debido a que tenía que lidiar con el tiempo, encontrarme con tacos y con personas mal estacionadas, e incluso con vehículos doblando en segunda fila. Eso hacía que casi estuviera batallando en la pista. Esas cosas me hicieron retroceder un poco y no querer avanzar en este rubro. Al final, decidí seguir adelante porque, la verdad, me encanta y me gusta manejar.
¿Cree que más mujeres deberían atreverse a trabajar en ese rubro tan masculinidad?
Creo que las mujeres deberían hacer lo que las llene. Lo que sientan que les brindará, además de beneficios económicos, algo con lo que se puedan sentir valoradas y contentas. Les digo lo mismo a mis hijos: tienen que hacer algo que les apasione y que les brinde felicidad. Que, al final de la jornada laboral, puedan decir ‘esto me gusta’ o ‘con esto me siento realizada’. Si hay más mujeres que desean entrar, que lo hagan, porque es muy gratificante, especialmente cuando la gente ve que somos capaces de hacerlo con responsabilidad, cariño y, por qué no decirlo, con amor. Que lo hagan y que se atrevan.

responsabilidad, cariño y, por qué no decirlo, con amor. Que lo hagan y que se atrevan.A veces las personas se asustan porque es un vehículo muy grande, pero el transporte de pasajeros es mucho más que eso; tiene muchas aristas. Debemos preocuparnos por muchas otras cosas, y el tamaño es lo de menos.
¿Cómo es la experiencia con los pasajeros? ¿tiene alguna anécdota que quiera contar?
En ocasiones, hay mujeres que me aplauden o me dicen cosas como: “¡Bien, sacando la cara por las mujeres!” y comentarios similares. Ese tipo de halagos me hacen sentir que estoy haciendo bien las cosas; me encanta cuando me aplauden o me felicitan por mi trabajo. A veces, mujeres me han dicho que se sienten orgullosas de mí. Varios pasajeros me han mencionado que se sienten mucho más seguros cuando ven a una mujer manejar.Agradezco mucho a los pasajeros, pues han sido muy cariñosos conmigo. Algo que me sorprende es que han sido más los hombres que las mujeres; obviamente, ellas también me felicitan y me dan cumplidos. Esas experiencias me motivan cada día.