De cuidar a su familia a conducir por las rutas de Santa Juana: Ilka Knopke rompiendo barreras
Actualmente Ilka trabaja felizmente en la flota de buses Transportes Santa Juana SpA tras superar varios desafíos. Destaca las mejoras en las condiciones laborales y la estabilidad que ha encontrado en su nueva carrera.
Ilka Knopke formó parte del primer grupo de mujeres que participaron del Programa Piloto de Mujeres Conductoras, financiado por el Gobierno Regional y desarrollado por Fundación Trabajo para un Hermano. Empoderada y decidida a incorporarse al servicio del transporte público del Gran Concepción, hoy trabaja en la flota de buses del servicio Transportes Santa Juana SpA. Como nos comentó, ha enfrentado varios desafíos para llegar a donde está. El camino no fue fácil, pero con esfuerzo y dedicación, ahora se siente feliz haciendo lo que más le apasiona: CONDUCIR.
Su historia comienza mucho antes de su formación en TPH, ya que desde hace años le interesaba el rubro y deseaba dedicarse a ello. “Siempre me gustó el tema de manejar, así que cuando vi la oportunidad, la aproveché. Me inscribí rápidamente, quedé y pude hacer la formación”, comentó.
Antes de convertirse en conductora de transporte público, dedicó gran parte de su vida al cuidado de sus hijos, lo que la llevó a restringirse en muchas áreas. Todo cambió cuando reflexionó: “De repente, me di cuenta de que mis hijos habían crecido y que me estaba quedando sin tiempo”. Como ella misma expresó: “Comencé a fijarme que todos comían y se mantenían solos”. Ese fue su momento, la oportunidad para finalmente hacer lo que le gustaba y dedicar tiempo a sí misma.
Su paso por la Fundación y su práctica en la línea Nueva Sol Yet
Ilka ingresó al programa en enero de 2023. Al completar el proceso y con su licencia profesional en mano, tuvo la oportunidad de realizar su práctica en la línea Nueva Sol Yet. Posteriormente, tras finalizarla, pudo continuar trabajando allí. Agradece a la fundación por la oportunidad, ya que recibió acompañamiento durante su inserción laboral, al igual que sus compañeras. “De ahí en adelante, cada una debe abrir su propio camino, pero el empujón inicial que nos dio la Fundación fue muy bueno para muchas de nosotras”, enfatizó.
Durante 5 a 6 meses estuvo en la línea, y su experiencia fue positiva, lo que le permitió experimentar la dinámica del rubro. “Aprendí muchísimo ahí. Utilizar una micro en Concepción permite adquirir muchas habilidades, tanto en la conducción como en el desarrollo de competencias sociales. Además de cosas como la tolerancia, el respeto y la paciencia. El ambiente es muy dinámico y estresante, así que uno debe estar alerta”, expresó.
Desafíos en el Transporte Público
Este trabajo es altamente demandante y se desarrolla en condiciones laborales que a menudo son precarias y complejas. A esto se suma el desafío de ingresar a un entorno tradicionalmente masculinizado, donde la presencia de una mujer puede ser vista como algo inusual.
“La mayoría de los compañeros son excelentes,” comentó entre risas. “Pero, como en todos lados, no les gusta que llegue una mujer, así que te ponen a prueba. Al final, no se trata de demostrarle nada a nadie; simplemente hay que hacer un buen trabajo y que ellos se den cuenta de que no somos rivales, sino compañeros que podemos conducir igual, y muchas veces, mejor”, resaltó.
Diferencias entre los Servicios
Uno de los aspectos clave que destaca en su experiencia es la diferencia en términos salariales. “Las condiciones laborales entre el transporte público de Concepción y esta empresa son muy diferentes. Lo que tenemos ahora debería aplicarse también al transporte público”, señaló. Esta disparidad es evidente en cómo el sistema de pago afecta a los conductores del transporte urbano, lo que genera prácticas riesgosas, como la competencia por pasajeros, taxibuses a altas velocidades y los conflictos entre líneas.
Por otro lado, explicó que en el transporte rural, al contar con un sueldo fijo, la dinámica del trabajo cambia considerablemente. “Aquí no ando corriendo para cortar boletos o persiguiendo pasajeros para hacerme el sueldo. Sé cuánto voy a ganar cada mes, sin importar cuántas personas lleve. Simplemente cumplo con mis horarios y mi ruta”, comentó. Esta estabilidad permite desempeñar las labores de manera más segura y eficiente, alejándose de la presión constante que se vive en el sistema urbano.
Con todo esto, Ilka se siente feliz de trabajar en este rubro, una práctica que desde hace años estaba interesada en realizar. Aun con los desafíos, ella no se siente amenazada, siempre cumpliendo su labor con gusto y alegría.