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Eliana Escárate: un año de desafíos y logros en el transporte público

Con un año en la línea San Remo, Eliana Escárate ha demostrado que las barreras de género pueden superarse, equilibrando su rol de conductora y madre con determinación.

Eliana Escárate lleva un año como conductora de la línea San Remo, un logro que no solo ha transformado su vida, sino que también la ha convertido en un ejemplo para quienes buscan abrirse camino en este oficio. Con tres hijos y una determinación inquebrantable, Eliana ha aprendido a equilibrar su pasión por la conducción con su rol de madre.

Eliana, recibiendo su certificado por parte de Paula Friz, encargada regional de contacto cuidado, género y participación de la seremi de Transporte del Biobío.

Formó parte del primer ciclo del Programa Piloto de Formación de Mujeres Conductoras, financiado por el Gobierno Regional y realizado por la Fundación TPH. De esta manera, Eliana definió su experiencia y las enseñanzas recibidas en la institución: “Fue maravilloso, me dio las herramientas que necesitaba. Fue un curso completo, que no solo nos preparó para aprender a conducir, sino que también nos entregó las herramientas para enfrentar cualquier situación, ya sea de estrés, algún accidente o cualquier otra”.

Eliana conoció la labor de la Fundación Trabajo Para un Hermano (TPH) años atrás, cuando participó en un curso de manipulación de alimentos. Sin embargo, fue en 2023 cuando vio en el Programa Piloto de Mujeres Conductoras una oportunidad para retomar su vida laboral y explorar un nuevo camino. “Cuando vi esa oportunidad que ofrecían volví a postular. considerando que mis hijos están un poco más grandes me atreví a salir y darme esta oportunidad en el ámbito laboral”, expresó.

Inicialmente, Eliana planeaba ahorrar dinero para comprar un furgón escolar. Sin embargo, a medida que avanzaba en el programa de TPH, comenzó a interesarse en el transporte público de pasajeros, influenciada por la Fundación. Sobre esta transformación, comentó: “Me fue gustando todo ese mundo, y aquí estoy ahora, no me puedo separar de las micros”.

El apoyo familiar y sus inicios en el rubro

Al momento de tomar esta decisión, Eliana siempre contó con el apoyo de su familia. Su esposo, quien lleva 13 años trabajando en el transporte público, la motivó aún más a aceptar este desafío. Una vez que comenzó a trabajar y a conocer las condiciones del rubro, comprendió el cansancio que él siente y el poco tiempo que le queda para la familia. “Yo me pongo en su lugar. Ahora bien, yo trabajo poco, solo tres veces a la semana. No he querido tomar más días por lo mismo, porque es mucho el tiempo que se invierte en este trabajo”, reflexionó.

Aunque en un inicio tenía como meta trabajar con un furgón escolar, Eliana descubrió que el transporte público de pasajeros le resultó aún más atractivo. “A mí me gusta, se me hizo fácil, me adapté rápido al sistema y a trabajar con hombres. Además, tengo buen empleador, así que la línea es buena, tranquila y con un buen público. No se ven robos ni violencia”, comentó. El comienzo de la carrera de Eliana en la línea San Remo estuvo marcado por el apoyo y la paciencia de sus colegas, especialmente el apoyo del representante de la línea, Nelson Munita quien facilitó un taxibus para practicar.

Tras un mes de práctica, comenzó a conducir sola. Aunque los nervios la acompañaron en los primeros días, su perseverancia y la guía de sus compañeros le permitieron superar los desafíos iniciales. “El primer pago me lo eché al bolsillo porque no sabía qué hacer con el dinero en la mano, pero fui aprendiendo rápido”, explicó entre risas. Hoy, esa experiencia la ha llevado a convertirse en un referente dentro de la línea: “Ahora me piden en broma que sea yo quien les enseñe a las nuevas conductoras”.

Los desafíos y el rol de la mujer en el transporte público

Eliana Escárate ha enfrentado desafíos únicos en su experiencia como conductora, especialmente en su interacción con pasajeras, quienes a menudo le exigen estándares más altos debido a su género. “Un día, una pasajera me dijo que, por ser mujer, debería ser más amable y consciente, pero yo le respondí que no tengo por qué permitir insultos delante de los demás pasajeros”, explicó con firmeza. Estas situaciones, que han derivado en discusiones, reflejan las expectativas desmedidas que enfrentan las mujeres en este rol.

Sin embargo, su relación con sus colegas, en su mayoría hombres, ha sido positiva. “Por parte de los hombres son todos muy amables, y yo también me doy a respetar”, comenta. Para Eliana, su posición no solo le ha permitido superar estereotipos, sino que también aspira a ser un referente: “Quizás, más adelante, me gustaría estar a cargo de una máquina fija y abrir espacios para que más mujeres se sumen a este trabajo”. Su mensaje a otras mujeres es claro: “Es un trabajo bonito, al principio cuesta, pero con el tiempo se toma cariño”.

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