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El impacto de TPH en la vida de mujeres conductoras: la historia de Valeska Bizama

Con el apoyo de la Fundación Trabajo Para un Hermano (TPH), Valeska Bizama pudo cumplir una de sus metas y obtener su licencia profesional. Hoy trabaja como conductora de un furgón escolar, destacando el impacto del programa en su vida

Valeska Bizama, de 38 años y madre de cuatro hijos, encontró en la Fundación Trabajo Para un Hermano (TPH) un espacio de formación y apoyo que transformó su vida. Después de ocho años dedicados exclusivamente al hogar, decidió cumplir su sueño de obtener una licencia profesional, un logro que parecía inalcanzable debido a sus responsabilidades familiares. Hoy, Valeska trabaja como conductora de un furgón escolar en San Pedro, con aspiraciones de adquirir su propio vehículo.

El valor de la Fundación en el proceso formativo

Valeska fue parte del primer ciclo del Programa Piloto de Mujeres Conductoras, impulsado por TPH y financiado por el Gobierno Regional. Para ella, el acompañamiento brindado por la fundación fue clave. “TPH fue un gran apoyo, me ayudó mucho para llegar a mis clases. Conocí la Fundación por redes sociales, me inscribí, y desde el principio sentí que estaban para apoyarnos”, señala.

El programa no solo abordó aspectos técnicos, sino también enfrentó retos culturales, como el machismo en el ámbito del transporte. “Lo más complicado fue el machismo. Teníamos miedo de salir a las rutas, pero los temores se superan en el camino”, comentó Valeska, quien destacó el apoyo de psicóloga durante la capacitación: “Nos ayudaron a entender que como mujeres igual podemos hacer cosas y complementarlas con el marido en el hogar”.

Aunque inicialmente consideró trabajar en el transporte público, Valeska encontró su verdadera vocación en el traslado escolar. “Lo que me complicaba era el tema de los horarios, porque veía que había compañeras que daban cinco o seis vueltas al día, y eso me implicaba estar todo el día fuera del hogar”, resaltó.

Por esa razón, vio en el transporte escolar una oportunidad que le ofrecía mejores horarios. “Yo me levanto a las 5:40 de la mañana y estoy de vuelta en mi hogar a las ocho. Luego vuelvo a salir a las dos y regreso como a las cinco, lo que me deja más tiempo para estar con mis hijos”, profundizó. Además, subrayó que el conocimiento adquirido en el programa de TPH, como leyes y normas de seguridad, le ha permitido desenvolverse de manera profesional en su labor.

Impacto en la comunidad y desafíos personales

Más allá de su desempeño como conductora, Valeska observa de cerca las realidades de los niños a su cargo. “Es triste ver la falta de afecto que algunos niños enfrentan, y uno termina siendo un apoyo para ellos”, reflexionó. Con un caso en particular, recuerda cómo logró conectar con un niño TEA que mostraba conductas agresivas: “Hoy se porta muy bien conmigo, y hasta las profesoras me piden apoyo”.

Para Valeska, el mensaje es claro: “Atrévanse. Es algo bueno, estable, y es gratificante ver cómo uno puede superar los miedos y crecer”. En su experiencia, la Fundación TPH no solo ofrece formación, sino también una red de apoyo que permite a las mujeres combinar sus roles familiares con el desarrollo profesional. El impacto de TPH se refleja en historias como la de Valeska, quien destaca cómo la formación y el acompañamiento han sido fundamentales para abrir nuevas puertas laborales y personales.

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