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Andrea Pedrero: de artesana a conductora de taxibuses

Integrante del primer grupo de mujeres del Programa de Conductoras de TPH, Andrea comparte su historia de perseverancia y apoyo familiar, desde sus inicios en la formación hasta su labor en la línea Campanil, enfrentando desafíos y forjando nuevas metas en un rubro tradicionalmente masculino.

Andrea Pedrero formó parte del primer grupo de mujeres que se formaron en el Programa de Conductoras, financiado por el Gobierno Regional del Biobío y ejecutado por la Fundación Trabajo para un Hermano. Desde marzo, trabaja los fines de semana en la línea de taxibuses Campanil, desafiando las barreras del rubro y explorando nuevas metas en su carrera profesional. Hoy nos comparte sus vivencias y aprendizajes desde el inicio de su formación hasta su día a día en la conducción.

Su paso por la Fundación y el programa

La experiencia de Andrea en TPH fue, como ella lo describe, “muy linda”, marcada por un apoyo constante. “Siempre hubo mucho apoyo, incluso hasta el día de hoy. Cuando estuvimos trabajando con ellas, siempre fueron muy atentas, incluso en los detalles más mínimos, hasta llegar al final. Es más, siempre tuvimos apoyo psicológico, orientadoras y áreas para poder cuidar nuestras ansiedades”, relató. El programa la preparó para enfrentar la diversidad de pasajeros y sus distintas actitudes, un aspecto clave en su trabajo actual. El curso, que duró cuatro meses, se dividió en dos etapas: “Pasamos los dos primeros meses en la Fundación, y luego los otros dos meses estuvimos con Sercap, que nos dio los contenidos teóricos y prácticos para sacar la licencia A3”, explicó Andrea.

De artesana a conductora

Antes de dedicarse a la conducción, Andrea era artesana y participaba en el Programa Jefas de Hogar en Hualpén, donde vive. Fue allí donde se enteró de la posibilidad de postular al curso. “Justo estaba en una feria y pensé: ‘llevo siete años manejando mi auto’, que en realidad eran diez, y me dije, ¿por qué no probar?”.

Inicialmente, su idea era conducir furgones escolares, pero durante el proceso de formación de TPH, donde se les enseñó las posibilidades que podrían tener con la licencia profesional, su camino cambió hacia la locomoción colectiva. Hoy, su meta es conducir camiones: “Cuando estábamos haciendo los cursos en Sercap, nos subimos a un camión para hacernos fotos, y pensé: ‘igual podría hacer esto’. Aún me falta la licencia A5, pero lo lograré”, afirmó con determinación.

El respaldo familiar ha sido crucial para ella “Siempre ha sido un apoyo para mí, incluso varias veces me han acompañado a manejar el taxibús”, compartió. Es más, poco a poco está intentando convencer a  su esposo de obtener la licencia, lo cual demuestra el impacto positivo que ha tenido su nuevo rumbo laboral en su entorno familiar.

Desafíos en la conducción

“Es un trabajo muy complicado, hay que fijarse en muchas cosas y estar siempre atenta”, confesó Andrea. Una experiencia la marcó especialmente: “Había parado en un paso cebra y, mientras bajaban pasajeros y cruzaba una persona, un colega se acercaba por detrás. Avisé con la mano, pero al avanzar, alguien me tocó el timbre y empezó a gritar. Me di cuenta de que siempre hay que estar pendiente de todo”, enfatizó.

Afortunadamente, Andrea no ha enfrentado actitudes machistas en su línea. “Mis colegas siempre han sido atentos y respetuosos, incluso me han ofrecido apoyo si algo pasa”, contó. Es más, durante su aprendizaje ocurrió un pequeño accidente, golpeó un espejo de una camioneta. “Mis colegas me tranquilizaron diciendo que a todos les puede pasar, incluso a los más veteranos”, recordó, reforzando la idea de compañerismo y apoyo por parte de sus compañeros.

 Si bien Andrea trabaja los fines de semana y sus hijos pueden quedarse en casa, los turnos durante la semana a veces complican su rutina. No obstante, su jefe se ha mostrado comprensivo. “Si tengo que salir más tarde para dejar a mis hijos al colegio, lo permiten”, agradeció. A pesar de las dificultades, disfruta su labor y se siente motivada por las palabras de apoyo de los pasajeros. “Me han felicitado por mi forma de manejar, y eso me llena de satisfacción”, concluyó con una sonrisa.

La experiencia de Andrea Pedrero como conductora es un testimonio de superación y adaptabilidad, desde su formación en TPH hasta su desempeño en el transporte público. Con el apoyo familiar y un entorno de trabajo comprensivo, enfrenta desafíos diarios con compromiso, demostrando que la perseverancia y la capacidad de aprendizaje son clave para prosperar en un sector exigente y en constante evolución. Andrea, como otras Conductoras, son pioneras que han llegado para quedarse y aportar a un mejor servicio de transporte público, en beneficio de la comunidad y los y las trabajadores del sector.

Fundación Trabajo Para Un Hermano

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